martes, 14 de julio de 2015

Conociendo Ein Gedi: un oasis en el desierto de Judea cerca del Mar Muerto



Como parte de la visita a nuestro amigo en Tel Aviv (de la que ya os hablamos en nuestro post sobre Jerusalén), planificamos un día de excursión por la zona del desierto de Judea y, por supuesto, el mar muerto. Como habíamos alquilado un coche, sólo tuvimos que pillar la carretera 1 desde Tel Aviv en dirección Jerusalén, y continuar después de Jerusalén adentrándose en Cisjordania en dirección Jericó hasta la salida de la carretera 90 que bordea el mar muerto de norte a sur.

Nivel del mar y camello en la carretera
Nivel del mar y camello en la carretera

El desierto de Judea es bastante rocoso y una vez adentrados un poco en Cisjordania empieza a descender entre montañas áridas que descienden hasta varios metros bajo el nivel del mar, de hecho, en la carretera hay un cartel que indica el punto en el que empiezas a bajar por debajo de ese nivel hasta llegar al mar muerto, que es el punto de tierra de menor altitud que existe (423 metros bajo el nivel del mar) . La carretera se encuentra en buenas condiciones y el viaje no se hace pesado a pesar de tratarse de una travesía por desierto.

Vista del desierto de Judea desde la carretera 90
Vista del desierto de Judea desde la carretera 90

Hacia el final de la carretera 1 hay un desvío hacia el norte para ir al puente que cruza a Jordania, y otro hacia el sur para salir a la carretera 90 que discurre paralela al mar muerto. Antes de ir a la playa, Jonathan (nuestro amigo convertido en guía turístico) sugirió con buen criterio que visitásemos el parque natural de Ein Gedi, que nos quedaba de camino, así que le hicimos caso. Este parque, cercano al kibbutz de mismo nombre, no es otra cosa que un oasis natural formado en mitad del desierto donde varias fuentes de agua bajan de las montañas rocosas del desierto para desembocar en el mar. La entrada al parque cuesta 29 NIS y permite acceder a los senderos que se adentran en el oasis y van subiendo a través de las montañas a lo largo de varias cascadas hasta llegar a la principal: las cataratas de David.

Ein Gedi
Ein Gedi

Una de las pequeñas cascadas
Una de las pequeñas cascadas

Vista de las pozas de aguas que se forman
Vista de las pozas de aguas que se forman

Dándonos un baño refrescante en el oasis
Dándonos un baño refrescante en el oasis

Cataratas de David (David Wadi), Ein Gedi
Cataratas de David (David Wadi), Ein Gedi

A parte del paisaje y de la posibilidad de darse un baño de agua dulce refrescante es cualquiera de las pozas y caídas de agua que se encuentran en el parque, también es posible observar distintas especies características de la flora y fauna típica, entre los que destaca el Rock Hyrax o damán roquero, una especie de marmota que se puede encontrar tomando el sol o descansando sobre las rocas.

Rock Hyrax refugiado a la sombra
Rock Hyrax refugiado a la sombra

Rock Hyrax de cerca
Rock Hyrax de cerca

Después de pasar unas horas de paseo y baño por el oasis, culminamos la visita con un picnic improvisado a la salida y nos dirigimos hacia la playa del mar muerto que Jonathan había visitado en numerosas ocasiones, sin embargo, debido a unas obras en la carretera fuimos desviados y no pudimos acceder a ellas, así que decidimos continuar en dirección sur hasta encontrar otra zona acondicionada para el baño en el mar muerto. Varios kilómetros al sur de Masada, y tras pasar una zona donde el mar se reduce a un pequeño canal de agua que discurre entre secano, el mar vuelve a ensancharse y llegamos al poblado turístico de Ein Bokek, donde se encuentran varios hoteles y hay playas acondicionadas en el mar muerto.

Vista del mar muerto donde es reducido a un canal
Vista del mar muerto donde es reducido a un canal

La playa tenía todos los servicios necesarios y pudimos vivir la experiencia de flotar sin hacer ningún esfuerzo en el mar, de hecho, el esfuerzo hay que hacerlo si queremos flotar verticalmente, pues el agua te empuja todo el cuerpo hacia la superficie. La elevada salinidad del agua hace que uno no pueda estar demasiado tiempo remojándose sin empezar a sentir que la piel pica (regla #1: no meterse con heridas ni con la piel recién afeitada/depilada porque puede ser bastante doloroso), sin embargo a estas aguas se le atribuyen propiedades terapéuticas sobre la piel debido a los minerales, y los lodos que se forman en sus orillas son usados como producto de belleza; la verdad es que tras el baño la piel queda como la seda.

Flotando en el mar muerto
Flotando en el mar muerto

Con la piel renovada, habiéndonos refrescado y tras tomar unos helados en Ein Bokek, emprendimos camino de vuelta a Tel Aviv con la tarde cayendo y con unas bonitas vistas de Jordania al otro lado del mar muerto, en resumen: una excursión bonita y agradable que combina desierto, oasis, agua dulce, agua muy salada, buenas vistas y mucha naturaleza. Muchas gracias a Jonathan por habernos sugerido y guiado en esta escapada.

Sombra de Jordania al otro lado del mar muerto
Sombra de Jordania al otro lado del mar muerto

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