Todas las mañanas, si el tiempo lo permite, vemos como unas montañas sobresalen de la superficie del agua haciendo que este cachito del mar de Alborán parezca más bien un lago; se trata de la cordillera del Rif en Marruecos, que aún cuando parece estar muy cerca, para salvar la distancia que nos separa hay que cruzar el estrecho donde el Mediterráneo se vuelca en el Atlántico y poner el pie en otro continente que tendemos a ignorar y que tiene tanto que ofrecer.
Aprovechando el privilegio de estar tan cerca, decidimos hacer una excursión un fin de semana a
Marruecos tomando un Ferry desde
Tarifa hasta la ciudad de
Tánger. Tras barajar distintas opciones, decidimos contratar el viaje con una
agencia de viajes online que ofrece un paquete que incluye: Ferry ida y vuelta Tarifa-Tánger, 2 noches de hotel y traslados puerto - hotel - puerto por unos 80€ por persona; teniendo en cuenta que sólo el ferry ida y vuelta cuesta alrededor de 60€ por persona, merece la pena.
Así pues, organizamos nuestras agendas para pasar un fin de semana largo, y embarcamos finalmente un viernes al mediodía en el puerto de Tarifa. El puerto de Tarifa es bastante pequeño, y fuera de la temporada alta estival (el conocido "paso del estrecho") no suele tener demasiadas colas ni complicaciones. Nosotros viajamos con la compañía FRS que lleva directamente al puerto de Tánger Ciudad, a diferencia de los ferry que salen desde Algeciras, que llegan al puerto Tánger Med, que se encuentra a unos 40 Km de la ciudad de Tánger y a otros tantos de Ceuta o Tetuán.
La travesía en ferry fue corta y agradable, un consejo que os podemos dar es que tan pronto os subáis a este ferry buscad al gendarme marroquí que se sienta con un ordenador en la zona de la cafetería, que es el encargado de sellar el pasaporte con la entrada a Marruecos, que si esperáis a llegar a Tánger y dependiendo de la cantidad de gente que esté podéis acabar perdiendo mucho tiempo.
 |
Llegada a Tánger |
A pesar de lo que leímos en foros y blogs de viajes, al desembarcar no nos topamos con montón de gente agobiando a los turistas para intentar vender cosas, ofrecerse de guías turísticos o de taxi, sin embargo la experiencia fue bastante normal, y la única persona que se nos acercó fue el conductor de la agencia que estaba esperando a los clientes para llevarlos a sus respectivos hoteles.
 |
Place de France |
Tánger es la quinta ciudad de Marruecos en cuanto a población y su núcleo urbano se extiende a lo largo de la costa. Históricamente y gracias a su ubicación, Tánger siempre ha sido una ciudad de comercio y puente entre Europa y África, y esto se hace notar en el carácter abierto de su gente y en los contrastes de su arquitectura clásica y moderna.
 |
Medina de Tánger |
 |
Gran Zoco |
 |
Encantador de serpientes en la Kasbah |
El principal atractivo turístico de Tánger está en pasear por sus calles, perderse en el laberinto de callejuelas de la
medina antigua, el
gran zoco, subir hasta la
kasbah y visitar los edificios donde se encontraban las delegaciones diplomáticas cuando la ciudad era parte de un protectorado internacional, pasear por el
Boulevard Pasteur desde la
plaza de Francia pasando por cafeterías y teterías con todas las sillas dispuestas codo con codo y orientadas hacia el paseo.
 |
Tanger Boulevard |
 |
El preciado té marroquí |
En las inmediaciones de la avenida
Mohamed V hay un paseo que ofrece buenas vistas de la ciudad y de la costa gracias a la altura y si el día está claro se ve la costa española con nitidez. Tomar un té marroquí en alguno de los bares de este paseo con balcón panorámico es más que recomendable (hay que probar un té marroquí sí o sí, y merece la pena).
 |
Estación de Assilah |
 |
Dromedarios en la playa |
Tras haber visitado el centro de Tánger, el segundo día decidimos hacer una excursión en tren a un pueblo llamado
Assilah que se encuentra a escasos 40 kilómetros al suroeste. Este pueblecito es una pequeña localidad costera cuya principal curiosidad es su medina bohemia con casas azules y arte urbano plasmado en distintos muros. El viaje en tren desde la estación de Tánger no es caro, y por un pequeño plus (creo recordar que era el equivalente a un par de euros) se puede viajar en primera clase, es decir, en compartimientos semi-privados con aire acondicionado (muy importante). Una vez en Assilah, bajando hacia la playa se pueden ver personas paseando camellos (dromedarios), que por un euro te dejan subir un rato y sacar algunas fotos.
 |
Calles de Assilah |
 |
Assilah |
El pueblo no es demasiado grande, pero sí es muy pintoresco y el paseo por su medina resulta agradable, con un ambiente bohemio-hippie bastante curioso. En la zona exterior de la muralla hay muchos restaurantes donde se pueden probar platos típicos marroquíes (
cous-cous,
tahín,
pastela), y en la playa hay numerosos chiringuitos para tomar un batido de plátano, un té o un refresco con vistas al atlántico.
 |
La zona más moderna de Tánger |
 |
Paseo marítimo y vistas de la costa española |
De vuelta ya en Tánger, otro plan recomendable es recorrer el paseo marítimo (paralelo a la avenida de
Mohammed VI) hasta llegar a la nueva zona más moderna y europeizada de la ciudad, que después de haber visitado la medina esta zona es una muestra de los contrastes y contradicciones que se pueden apreciar en Tánger.
Como primera toma de contacto con Marruecos y África podemos decir que fue una buena experiencia, aunque la proximidad a Europa hace que la ciudad sea menos árabe, pero quizás eso cuente como algo positivo para quien quiera darse un garbeo por Marruecos pero no se siente cómodo con los shocks culturales; desde luego a nosotros nos dejó con ganas de más.
!وداعا
Disclaimer: Todas las fotos de esta entrada son propiedad del autor. La reproducción o publicación total o parcial de las mismas sin autorización no está permitida.
0 comentarios:
Publicar un comentario