sábado, 22 de noviembre de 2014

Diario de Japón (II). Tokio: Akihabara, Ueno y Asakusa

Tokio es una metrópolis de tamaño considerable: 2187,66 km cuadrados de núcleo urbano y unos 13572 de área metropolitana; que comparado con los 605,77 de Madrid, los 203 de Buenos Aires o los 1572 de Londres, nos da una idea de las dimensiones de la ciudad. Es por esto que la mejor manera de optimizar tiempo y costes de transporte es dividir las visitas que se quieran hacer por zonas y atacar una zona por día.

Tras unas 9 horas de sueño reparador, nos levantamos completamente descansados y sin señales de Jet-Lag, así que rápidamente nos pusimos en marcha para realizar el primer itinerario por Tokio que nos llevaría a los barrios de Akihabara, Ueno y Asakusa. Puesto que aún no nos interesaba activar nuestro JR Pass (ya le meteríamos caña más adelante en nuestros viajes hacia otras ciudades), nos tocaba pagar el transporte en la ciudad, y para ahorrarnos el dolor de cabeza de tener que comprar billetes sueltos con el importe exacto del viaje cada vez que fuésemos a realizar un trayecto, optamos por comprar una tarjeta SUICA, que es una especie de monedero electrónico que cargas con un saldo y la tienes que pasar al entrar y salir de cada estación para que te descuente el importe del viaje.

Akihabara
Akihabara

De esta manera nos montamos en el tren de la Yamanote Line (la línea circular de JR) para ir de Shibuya a Akihabara, el barrio electrónico de Tokio y el centro del frikismo, pues (supuestamente) es el barrio de los otakus. Saliendo de la estación de Akihabara tomamos la salida "Akihabara Electronic Town", y cuando dicen electrónico se referieren no sólo a videocosolas, tarjetas SD y discos USB, sino también a cables, transistores, diodos y osciloscopios a la venta en mercadillos de los alrededores de la estación. Tras dar un paseo por callejuelas llenas de chips y tableros nos acabamos topando con edificios enteros de arcades y recreativas con cualquier cantidad de videojuegos, luces, música, máquinas de premios y un público un tanto pintoresco.

Edificio de Arcade Sega
Edificio de Arcade Sega

Además de recreativas, Akihabara tiene un montón de tiendas de manga, muchas ubicadas en plantas superiores de edificios normales (algo muy común en Japón), así que no se pueden distinguir a pie de calle. Una tienda que teníamos apuntada como visita obligatoria era un tienda dedicada a los videojuegos llamada Super potato, que cuenta con una planta entera dedicada al paleo mundo de las consolas, donde venden Game Boys clásicas en perfecto estado, la famicom de Nintendo o la clásica Master System de Sega, además de una importante colección de cartuchos para esas consolas; en esta sección me encontré y puede probar por primera vez la Virtual Boy de Nintendo, de la que recuerdo haber leído reseñas en la Club Nintendo hace muchísimos años y que nunca había visto en cuerpo presente, y ya entiendo el por qué de su fracaso: vaya mareo.

Virtual Boy
La Virtual Boy de Nintendo @ Super Potato

Después de llevar un rato de muchas consolas y de toparnos con la grabación de alguna serie o película policial con una muchacha vestida de colegiala pegando saltos mortales, nos encontramos con unas muchachas vestidas de sirvientas repartiendo publicidad de algunos "Maid café". Los Maid Cafés son cafeterías temáticas donde las camareras suelen ir vestidas de sirvientas y hacen espectáculos musicales que ríete tú de los Aqua, también existen los butlers café con camareros vestidos de mayordomo y otros cafés cosplay donde los que te atienden van vestidos de cualquier temática friki. Tras dar unas vueltas y un tanto indecisos por lo que nos pudiésemos encontrar, decidimos finalmente entrar a uno que se veía muy light. Para entrar al café hay que pagar entrada y no están permitidas las fotos dentro salvo que pagues un extra. Yo pensaba que iba a ser una experiencia más extraña de lo que acabó siendo, al fin y al cabo es un café temático como cualquier otro, quizás por la hora tuvimos la suerte de no coincidir con viejos verdes que puedan enrarecer el ambiente, es más, ni siquiera había más hombres que mujeres dentro. El café que tomamos estaba bastante bueno, aunque entra la entrada y la consumición acabó saliendo algo caro.


Maids
Maids atrayendo clientes

Café
Café con un dibujo de un perro consumido ya por la espuma XD

Tras el café, y con las pilas recargadas decidimos caminar desde Akihabara hasta Ueno. A mitad de camino empezamos a fijarnos en los restaurantes por los que íbamos pasando procurando decidir donde comer y acabamos entrando en un sitio que servían arroz (¡cómo no!) con verduras, carne y salsa. Encontrar un sitio para comer resulta una aventura al no hablar el idioma y sobretodo al no poder leer, sin embargo en Japón la mayoría de los restaurantes exponen fotos de sus platos o incluso tienen una vitrina con modelos o maquetas de lo que se ofrece en el menú, lo que ayuda al turista. Aún así muchas veces la experiencia de comer consistía en señalar, esperar y rezar. En esta ocasión acertamos, a pesar de que eché el huevo crudo en la sopa de miso en lugar de encima del arroz como hacía la gente normal.

Menú
Menú

La Comida
La comida (con los palillos clavados en el plato como NO se debe hacer)


Al llegar a Ueno nos dirigimos al parque homónimo para dar un paseo. Dentro del parque hay un par de santuarios shinto y una pagoda de cinco pisos, además de un Zoo, un lago, un campo de béisbol y un museo, entre otras curiosidades.

Lago del parque Ueno
Lago del parque cubierto por la vegetación

Fuente en el santuario
Fuente para purificarse antes de entrar al santuario

Pagoda
Pagoda
Una vez recorrido el parque, nos acercamos al mercado de Ameyoko, que se encuentra en las inmediaciones de la estación, donde hay puestecillos de comida, alguno de ropa, otros de productos frescos y algún que otro restaurante. En una de las callejuelas conseguimos un puestecito que vendía el típico dulce japonés con forma de pescado y relleno de pasta dulce (generalmente de judía roja) llamado Taiyaki, así que decidimos probarlo y la verdad es que nos gustó.


Taiyakis
Taiyakis

Desde aquí decidimos ir caminando hasta Asakusa, y cuando llegamos nos dimos cuenta de que los mapas engañan y las distancias son siempre más de lo que parecen en esta ciudad. La visita al barrio de Asakusa tenía un objetivo claro: visitar el Sensō-ji, el templo más antiguo de Tokio y uno de los más importantes. Se trata de un templo budista que consta de un edificio principal, varios templos y santuarios secundarios, una pagoda y un mercadillo. Nuestra visita fue al atardecer y recomendamos a quien quiera ir que lo haga a esta hora para poder disfrutar de las vistas del templo iluminado.

Senso-ji
Selfie de rigor frente a una de las puertas

Senso-Ji
Edificio principal

Pagoda Senso-ji
Vista de la pagoda

Lámpara Senso-ji
Detalle de la lámpara en el edificio principal

Para terminar el día, nos acercamos hasta la Tokyo Sky Tree: la segunda estructura más alta del mundo (tras el Burj Khalifa en Dubai) y la torre más alta del mundo a día de hoy. Ciertamente, al tratarse de una torre impresiona menos que otros edificios altos, de hecho, al ser una torre completamente recta y en forma de tubo no da la sensación de que sea tan grande (la torre Eiffel se aprovecha del efecto que produce el que se vaya ensanchando hacia la base, por ejemplo), sin embargo, al estar debajo e intentar sacar una foto donde se vea la torre entera, uno se da cuenta de que la altura no es nada desdeñable.

Tokyo Sky Tree
Tokyo Sky Tree
Desde aquí, y ya con varias horas y kilómetros encima, regresamos a casa en metro tomando la Tobu Skytree line hasta Asakusa y conectando ahí con la Ginza line hasta Shibuya.

Sayonara!

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